Port Barton: relax y desconexión en Palawan

Port Barton, un pueblito encantador alejado del turismo.

Cuando un viajero se interesa por la isla de Palawan, los focos siempre apuntan a El Nido y sus maravillosas playas. Mientras tanto, un encantador pueblito de pescadores se esconde en una pequeña bahía cerca de San Vicente. Port Barton hará las delicias de aquellos que buscan contacto con la población local y desean paz y tranquilidad en su aventura por Filipinas.

La carretera que lleva a Port Barton se acabó hace unos años, lo que nos lleva a pensar que la pureza de este lugar no será la misma en unos años. Así que, hay que aprovechar la oportunidad y hacer una parada, cuanto antes, en este idílico enclave de camino a El Nido.

QUE LA ESENCIA DE PORT BARTON NUNCA SE PIERDA

El trayecto desde Puerto Princesa en furgoneta son unas tres horas y el camino es mucho más agradable que hace unos años. Los caminos de tierra y piedra hacían el recorrido bastante incómodo y podías tardar más de cuatro horas. Ahora, es mucho más agradable y los campos de arroz, las palmeras y el asfalto harán la travesía mucho más entretenida. En Filipinas, hay que aprender a disfrutar de los caminos, ya que son parte del viaje y hay que encontrarle su encanto.

Nada más llegar, las calles de tierra y el ambiente calmado del pueblo te trasladan a otra época. Nada que ver con lugares turísticos. En unas horas, te sentirás como un habitante más, todo el mundo te saluda por la calle. Puedes pasar el día parando en cada negocio y escuchando historias de la gente, aquí no hay prisas por atender a los clientes. 

NUEVOS AMIGOS Y ESPECTACULARES PUESTAS DE SOL Y MOMENTAZOS 

De los mejores momentos que vivimos fue compartir con unos amigos ingleses un espectáculo improvisado en la puerta de una tienda (sari-sari store en Filipinas). Con su pequeña guitarra, cantamos varias canciones, la gente que pasaba se unía al concierto. Las cosas de estar en familia entre desconocidos. 

El primer día, la montaña frente a la bahía nos regaló una puesta de sol de película. Relajados tomando una cervecita, tras unas cuantas horas de camino y haber recorrido todos los alojamientos del pueblo en busca del sitio ideal. La terraza del Summer Homes nos brindó un juego de colores, nubes, líneas y reflejos que son difíciles de definir. Son de esas cosas que hay que vivir para poder sentirlo. 

DISFRUTA DE LA CALMA ABSOLUTA EN SUS PLAYAS

Cuando cae el sol, sólo quedan algunos restaurantes abiertos y la calma es casi absoluta. Paseando por la tarde, vimos un lugar con un nombre muy español, El Kusinero del barrio. La herencia lingüística colonial da lugar a muchos nombres de calles, restaurantes u hoteles con nombres muy graciosos. Este es un gran ejemplo. Aunque es mejor destacar sus sabrosos platos y lo encantadores que son todos los miembros de la familia que lo regenta.

A la mañana siguiente, ya teníamos acordado con nuestro amigo Jensen un recorrido en barco por las  islas y costas que rodean Port Barton. Al estar en periodo de vacaciones escolares, toda la familia se unió al Island Hopping en el barco familiar. Los dos hijos y la mujer de nuestro capitán se embarcaron con nosotros y fue una delicia disfrutar de sus sonrisas durante todo el trayecto. 

SIÉNTETE COMO UN NAÚFRAGO EN LAS PLAYAS DE PORT BARTON

Esta ruta tiene dos zonas de esnórquel realmente recomendables. La primera está muy cerca del punto de partida y tiene un jardín de coral muy colorido. Merece la pena pasar un buen rato buceando por estas aguas poco profundas, con una vegetación muy densa al alcance de la mano. La segunda tiene más profundidad y se pueden ver fácilmente tortugas verdes, ya que anidan por esta zona. Una experiencia genial complementada por unos corales preciosos. 

En la German Island y la Paradise Beach te sentirás como un auténtico náufrago. Incluso en temporada alta, solo nos encontramos con un par de parejas en cada isla. Puedes darte una vuelta por la colina plagada de palmeras y acabar en un cala totalmente desierta. Mientras preparan el almuerzo, puedes dar un paseo alrededor de la pequeña jungla. Solo el sonido de las ramas y las olas te acompañarán en el camino. Tómate tu tiempo y disfruta de las maravillas que la naturaleza nos ofrece.

Varias mesas se ubican cerca de la orilla para que disfrutes de un magnífico almuerzo. Pescado fresco a la brasa, calamares, arroz con salsa de soja y los deliciosos mangos y piñas nunca faltarán. Reponer fuerzas es fundamental para seguir con la ruta. Si quieres un coco recién cortado del árbol, algunos de los chicos que reciben a los visitantes treparán hasta la copa de la palmera para conseguir uno. Su jugo es delicioso y super refrescante.

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